TERAPIA

sexual y de pareja

TERAPIA DE PAREJA

 

Las relaciones de pareja atraviesan distintas etapas y desafíos que, en ocasiones, pueden generar conflictos, distancia emocional o dificultades de comunicación. En el Centro de Psicología Tania Sevilla ofrecemos un espacio de encuentro donde ambas personas puedan expresar sus necesidades, mejorar el entendimiento mutuo y fortalecer el vínculo.

 

Áreas de intervención:

  • Problemas de comunicación y discusiones frecuentes.
  • Desconfianza, celos o infidelidad.
  • Distanciamiento emocional o pérdida de conexión afectiva.
  • Dificultades sexuales dentro de la relación.
  • Diferencias en la crianza, gestión de la economía u otros proyectos vitales.
  • Adaptación a etapas de cambio (convivencia, maternidad/paternidad, crisis vitales).

 

Puede ser recomendable iniciar terapia de pareja si:

  • La comunicación está bloqueada y los conflictos se repiten.
  • Existe una sensación de distanciamiento o soledad dentro de la relación.
  • Los problemas sexuales generan malestar o frustración.
  • La relación se ve afectada por la desconfianza o los celos.
  • No encontráis puntos de encuentro en decisiones importantes.

 

 

TERAPIA SEXUAL

 

La sexualidad es una parte fundamental del bienestar personal, pero en ocasiones puede verse afectada por dificultades que generan malestar, inseguridad o conflictos en la vida íntima y de pareja. En el Centro de Psicología Tania Sevilla ofrecemos un espacio profesional, seguro y sin juicios para abordar estos temas con naturalidad y respeto.

 

Áreas de intervención:

  • Disfunciones sexuales (deseo, excitación, orgasmo, dolor).
  • Problemas de erección o eyaculación precoz/retardada.
  • Vaginismo, dispareunia o anorgasmia.
  • Dificultades con el deseo sexual (falta, exceso o discrepancia de deseo en la pareja).
  • Inseguridades, bloqueos o ansiedad relacionada con la intimidad.
  • Acompañamiento en procesos de identidad y orientación sexual.

 

Puede ser recomendable buscar apoyo en terapia sexual si notas:

  • Malestar o frustración en tus relaciones íntimas.
  • Dolor o imposibilidad de mantener relaciones sexuales satisfactorias.
  • Ansiedad o bloqueos recurrentes en momentos de intimidad.
  • Inseguridad o baja autoestima ligada a la sexualidad.
  • Conflictos de pareja derivados de problemas sexuales.